lunes, 14 de febrero de 2011

El Negrismo y los movimientos de negritudes

A partir de la década de 1920, aparece una serie de autores caribeños y suramericanos que recogen en sus obras literarias las experiencias, el lenguaje y los símbolos de las poblaciones de ancestro africano.


Con el tiempo, estos autores fueron clasificados como "negristas" en el mundo hispánico, y como el movimiento de "negritudes" entre las regiones francoparlantes (Haití, Martinique, Gouadalupe). Escritores como Nicolás Guillén (Cuba), Manuel del Cabral (República Dominicana), Aimé Cesaire (Martinique), Franz Fanon (Martinique), Luis Palés Matos (Puerto Rico), Manuel Zapata Olivella (Colombia), Paulo de Carvalho-Neto (Brasil), Virginia Brindis de Salas (Uruguay), Julia de Burgos (Puerto Rico), Nicomedes Santa Cruz (Perú), Adalberto Ortiz (Ecuador) y Derek Walcott (St. Lucia) -quien ganó el premio Nobel de literatura en 1992-, producen fundamentales obras representativas de la experiencia negra en América Latina.

No sólo su literatura introduce un lenguaje propio que enriquece la herencia literaria latinoamericana del presente, sino que sus estudios etnológicos y sociales sirven de base para las luchas de reivindicación social que adquierenfuerza posteriormente (ver Mansur, Mónica. La poesía negrista. México: Era, 1973). Así lo afirma René Depreste en su evaluación sobre el negrismo latinoamericano: El mejor homenaje que podemos rendir al negrismo americano es el afirmar que contribuyó con su poesía a reducir el campo de la inhumanidad del hombre para con el hombre y a unir, en la universal ternura de la creación artísica, a diversos autores de todos los colores, elevando muy alto en el espacio solar la voz popular, sabia y apasionada del Calibán americano. ("Aventuras del negrismo en América Latina". América Latina en sus ideas. Ed. Leopoldo Zea. México: Unesco/Siglo XXI, 1986, p. 360). En conexión con el negrismo literario se producen distintos movimientos de reivindicación política en la América Latina de las últimas décadas. En los países caribeños de habla inglesa y francesa hay una extensa tradición de orgullo por la herencia africana. El Black Power de Jamaica, ideado por el guyanés Walter Rodney, tuvo fuertes repercusiones en la política internacional y se celebra en la música Reggae de Bob Marley, por ejemplo. Entre Haití y la República Dominicana hay una larga historia de tensiones por causa de la identificación haitiana con la raza negra, en contraste con la identificación mestiza Dominicana.

Pero también los afro suramericanos han creado organizaciones para defender sus derechos. Uno de los más fuertes es el movimiento de conciencia negra en Brasil, que reúne unas 600 organizaciones en todo el país con el objetivo de celebrar la herencia afrobrasileña y luchar contra la pobreza. Algunas de estas organizaciones tienen una base política más o menos fuerte entre intelectuales y gente de clase media, y han ocupado varios puestos públicos en el congreso nacional (Carlos Oliveira y Benedita da Silva) y en el Partido Democrático, logrando aprobar una enmienda constitucional que hizo ilegal la discriminación racial. Otras organizaciones están más centradas en el

Aspecto socio-cultural y la acción local, como es el caso del Grupo Cultural Olodum, fundado en Bahía en 1976, que logró fama internacional con su amplia discografía y es hoy una Organización-No Gubernamental que patrocina la educación, creatividad y mejoramiento económico de la comunidad negra en su ciudad. También los afro colombianos han tenido cierto éxito en su laborioso proceso de organización política, logrando que la nueva Constitución Nacional de 1991 reconociera los derechos colectivos de las comunidades de ascendencia africana sobre varios territorios de la costa Pacífica, con la facultad de ejercer "una perspectiva autónoma sobre el futuro", es decir, un desarrollo alternativo con mayor conciencia ecológica y respeto de la biodiversidad. He aquí algunos apartes de la declaración del movimiento de negritudes en Colombia, en 1995: Los de abajo, los desacreditados por la carencia de vías de comunicación y de símbolos nacionales que nos representen, estamos unidos por el hambre y la miseria. Así, debemos luchar unidos en busca de nuestros objetivos comunes como grupo explotado. La gente negra pertenece a un grupo étnico que ha sobrevivido a la acción de exterminio emprendida por la clase dominante. Esto indica que nuestra población es fuerte y que tiene una misión importante que cumplir en beneficio de la humanidad, que es impulsar la total eliminación de la explotación del hombre por el hombre. Necesitamos fortalecernos a través de una educación que nos reencuentre culturalmente con nuestra madre África y con nuestra propia historia y los valores que nos cobijan (Moreno Salazar, Valentín. Negritudes. Cali, XYZ, 1995. p.10-11).


Awo Agbakiyegun Inmolorogun
Oloye ni Ijo Inmolorogun
Director Fundador del Instituto Ifa Ela de Educacion Yoruba

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