lunes, 9 de mayo de 2011

Talleres en la Ciudad de Durango.


Te invitamos a que acompañes al Dr. Carlos Flores, Director General del Instituto Ifá Èlá en el Taller "ENERGIA PERSONAL Y DESARROLLO HUMANO", mismo que se efectuará en la Ciudad de Durango, Dgo. los días 28 y 29 de Mayo. 


Para mayores informes puedes comunicarte a los números


044 618 122 95 12 y 01 722 49 25 917

sábado, 7 de mayo de 2011

Eegungun

Iba Eegungun Mo juba O!


Se estableció en Oyô, para aplacar el enojo de un patriarca muerto, perteneciente al linaje Ologbín, que era un bailarín y bufón del Alafín (rey de Oyô). El cuerpo del difunto había sido abandonado sobre un termitero en las afueras de la ciudad. Ante la racha de mala suerte que comenzó a asolar la zona, se dedujo a través de la adivinación que se le debían hacer homenajes a este muerto. Fue a partir de ahí que comenzó la celebración pública en las calles de la mascarada Egungún anual como divertimento del rey y los hombres, en homenaje al fallecido.

Sobre la creencia:

Los yoruba creemos que ciertas personas con poderes espirituales no abandonan el mundo completamente cuando su cuerpo desaparece. Ese tipo de espíritus se conocen como Egùngún y son atendidos por sacerdotes especiales que celan los asentamientos de los mismos, que están hechos en un ojúbo comunal, en igbó ìgbàlé. Se diferencia a cada Egungún a través de un recipiente portable que contiene su poder y que se coloca dentro de un recinto especial donde están las máscaras, sus ropas y los ìsá (vara de Egún).

La inmortalidad del alma no es personal y perpetua, sino comunal y se va reciclando a través de la encarnación (atúnwà). Cada persona tiene dos almas: Emi – que es el principio vital e Iponri – el alma guardiana que hereda. A su muerte, si la persona hubiera tenido una vida responsable moralmente, podrá tener la oportunidad de reencarnar otra vez.

Siempre es el alma de un antepasado reciente la que regresa a la vida como iponri con un destino recientemente escogido (odú) por vivir, pero ésta alma a su vez es parte del alma de un antepasado más antiguo, cuyo ser es de este modo compartido, de ahí el sentido de colectividad a pesar de la individualidad de cada ser. Se cree que el iponri está formado de una mezcla elemental que comparte con alguno de los Òrisá, por lo cual el recién nacido tendrá en el futuro obligación de rendirle culto. Así, si el Yo esencial, hereditario de uno contiene una cierta combinación de fuego, agua y aire, uno en la madurez deberá servir a Oyà.