sábado, 11 de octubre de 2014

No importa la tradición

Elaboru, Elaboye, Elabosise.

Ante los diversos acontecimientos actuales del Africanismo en el mundo, es triste ver como nuestra cultura se sostiene de unos cuantos sacerdotes, haciendo esto que la imagen de nuestra cultura llegue a un nivel Institucional, cuando la misma se declara como la más amplia libertad a través del Concepto de Oniwa Funfun (La Honestidad), Iwa Pele (El buen carácter), O’tito (La verdad) y otros tantos que influencian nuestra filosofía, más siendo objetivos, los hechos de los últimos días (todos ellos en esta semana) en varios países de América nos lleva a pensar ¿Qué está pasando?

Varios sacerdotes me han comentado que las muertes involuntarias de los Sacerdotes iconos de alguna faceta de nuestros africanismos puede ser desde un acto de injusticia, barbarie, muestra de los posibles nexos con el crimen organizado o hasta castigos divinos, la realidad es que no podemos perder la objetividad y ser honestos con nosotros como cultura Africanista, ya sea Tradicional Cubana, Tradicional Nigeriana, Tradicional Bantú, Tradicional Argentina o Tradicional Brasileña, hemos extra-ritualizado nuestra tradición, el ofrecimiento de remedios milagro de parte de Sacerdotes sin escrúpulos, nos llevan a tener la imagen de que somos facilitadores de una mejor calidad de vida en el sentido más material que este pueda ser interpretado, dejando de lado las tradiciones, la filosofía y la cultura que implican nuestras prácticas, haciendo con esto una imagen de que somos Brujos, Curanderos o Chamanes pero con prácticas Africanas, vulgarizando nuestra cultura y sobreponiendo la ritualistica por encima de nuestros preceptos filosóficos, pues al tener Sacerdotes incultos, no solo vemos que el individuo no le interesa más que aprender rituales y mecanismos para tener prestigio y dinero, sino que además, es una cultura que se va transmitiendo de generación en generación. Esto se debe a que simplemente se ha mostrado nuestra cultura como un auxiliar o un sustituto de un estudio profundo en el área académica, se dejó de lado el estudio de las ciencias y se interpuso el dogma de “No es necesario ser estudiado para ser Sacerdote de Orisa” y esto resulta ser vergonzoso, pues el estudiar las ciencias occidentales, es entender a la gente que se acerca a nosotros en busca de una respuesta. Me pregunto ¿qué pasará con un Babalorisa o un Babalawo cuando tiene en frente a un Contador y habla de cómo es su trabajo y no tiene idea de que hace la Contabilidad o cuáles son los puntos básicos para entender la Contabilidad? Con esto no digo que sea necesario ser contador, pero por simple lógica, es necesario estar versados al menos en lo más básico para tener un entendimiento del otro, este desarrollo forma ética en los Sacerdotes Africanistas, establece una moral personal y deja de sustituir lo que no hizo en su vida como un Alejo para hacerlo ahora con la práctica Africanista que tenga.

Es un hecho que debemos adaptarnos al futuro, un futuro que ya nos alcanzó, se proponen leyes- al menos en México- que no solo atentan contra nuestras prácticas sacerdotales, sino incluso contra nuestros credos; no puedo pensar en un mundo donde la mayoría seamos africanistas pero se nos siga viendo como simples brujos y ahora, hasta como delincuentes. La relación clara de los africanismos con las actividades delictivas, no es del todo culpa de los Sacerdotes, sino de la gente que no ha tomado conciencia de que nuestras culturas africanas no son BRUJERIA, sino que expresan ideales y conceptos puros del entendimiento de la vida, su postura ante las diversas circunstancias qué podemos enfrentar diariamente, ante la vida y la muerte, lo visible e invisible, el pensamiento y la palabra, en fin, un cúmulo de ideas que ante el pensamiento occidental no son tomadas como bases ideológicas pues pertenecen a las prácticas de un conjunto de brujos que se hacen llamar Sacerdotes, pero es ahí donde nosotros sí tenemos una gran responsabilidad, pues el hacer frente a nuestras culturas, nos lleva inevitablemente a pensar en que una persona que llegue a nuestros templos, debe conocer nuestra tradición y no invitarle a integrarse ni engañársele con que las consagraciones le darán mejoría en su vida, sino que el comportamiento basado en nuestra tradición es la que puede ayudarle y para eso no necesita convertirse, tan solo debe entender que nuestro mundo es otro y es en ese donde funcionamos, si la suma de nuestra cultura con la del individuo le ayuda a mejorar ¿por qué atiborrarlos de ceremonias? ¡Hay que hablar con la verdad! El recibir rituales consagratorios no mejora la vida en un sentido material, sino en cuanto se puede uno adentrar en la filosofía y tradición de nuestras culturas, no damos remedios mágicos.

Es normal que los últimos hechos demuestren lo que estamos pasando como culturas africanistas, que si en esencia somos diferentes, en problemáticas tenemos homogeneidad, hemos sido parte directa o indirecta de lo que pasa hoy día en nuestras prácticas africanas, sin importar su rama, pero la calidad humana que como sacerdotes podemos tener, habla de nuestros valores ante la vida y la congruencia ante el mundo.


Hoy no solo vemos las deficiencias de nuestras prácticas, sino que también podemos ver la solución, renovar nuestro carácter o morir como sociedad, como cultura, como tradición.

Les dejo esta imagen que demuestra lo mucho que nos falta por trabajar en nuestra cultura.


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